Rosario: habló la maestra del joven que murió electrocutado por intentar robar cables de alta tensión

Tras la repercusión por la muerte de Ezequiel Francisco Curaba, el joven que murió el martes tras sufrir graves quemaduras al intentar robar cables subterráneos de alta tensión en la zona sudoeste de Rosario, una de sus profesoras lamentó lo ocurrido y pidió: «No quiero que lo recuerden así”.

Las imágenes de Curaba recorrieron el país. Vecinos de avenida Juan Domingo Perón al 6100 lo filmaron mientras salía caminando de intentar robar los cables de alta tensión. Su cuerpo, casi por completo, había sufrido quemaduras y su ropa había quedado rota producto de la explosión e incendio. Quienes estaban al momento del hecho lo increparon por haber dejado sin luz al barrio.

El hashtag «Uno menos» se volvió tendencia en la red social X, luego de que se hiciera pública la noticia de la muerte del chico de 21 años, a quien mediáticamente se lo definió en más de una ocasión como un «delincuente». Es por esto que, en una publicación en su cuenta de Facebook, la docente de la escuela Carlos Fuentealba Melina Gigli – colegio al que asistía el joven fallecido, cuestionó el tratamiento del caso en los medios de comunicación y criticó la crueldad con la que se refirieron al joven en las redes.

Qué dijo la maestra del joven que murió electrocutado en Rosario

En diálogo con Cadena 3 Rosario, la maestra de la escuela Carlos Fuentealba del barrio Santa Lucía reveló que el joven “a partir de circunstancias de la vida tuvo que salir a cirujear”, y añadió que “esa fue su realidad, así como la de otros chicos”.

“Siempre pienso, a partir de situaciones que me tocaron vivir, que algunos no tienen ni una oportunidad. Es complejo lo que uno puede ver sobre los alumnos. Tenemos un gran equipo de trabajo en la escuela, que se transforma en nuestro teléfono en el que los padres nos avisan que los alumnos no van a ir porque no tienen zapatillas, mapas u hojas”, planteó. En la misma línea, Gigli remarcó que frente a ese hecho “todos estamos en deuda”.

Por otro lado, la docente negó que Curaba fuera un ladrón o estuviera en conflicto con la ley: “Ezequiel andaba con un carro cirujeando y eso no es caer en el delito. Ante el hambre, que algunos también desconocen, vio la posibilidad de hacer algo que no correspondía. Pero creo que con 21 años no sé si pudo darse cuenta de lo que iba a suceder”.

“Vivo en Casilda, viajo todos los días a dar clases porque amo la escuela pública y lo que hago. Y en esa imagen terrible que vi de Ezequiel vi a otros pibes del barrio. No quiero que se queden con eso, porque él era otra cosa”, pidió.

Asimismo, Gigli subrayó que su descargo “fue porque vi comentarios terribles” en las redes sociales. “Quiero que mis alumnos tengan otra cara, no esa del video. Comprendo las situaciones de quienes han sufrido violencia, nosotros también tuvimos que atravesarlo, pero no me parece poner en él nuestro propio odio”, expresó.

“No conozco su situación en los últimos meses. Hay muchos chicos baleados, otros son baleados y otros cirujean. Nos tenemos que preguntar por qué. No sé si hay una culpa, pero algo está faltando y otra cosa está llenando ese espacio”, finalizó.
Una modalidad que se repite

El robo de cables en Rosario creció en los últimos cuatro años: hubo 95 detenidos por este delito en enero último, según fuentes oficiales. Con ello, también aumentaron las internaciones de quienes sufren quemaduras en este tipo de hurtos. La subdirectora del HECA, Laura Taljame, afirmó que la suba de pacientes por ese motivo quedó evidenciada el año pasado, donde incluso hubo casos repetidos.

“Recuerdo un caso de un paciente que entró con quemaduras severas. Se le dio el alta y a los dos meses volvió a ingresar por lo mismo, pero con quemaduras aún peores. Lo vemos con más frecuencia. Vienen muchos pacientes con estas quemaduras”, concluyó.

Taljame contó que trabajó en la unidad de quemados del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez y aseguró que estos casos antes no existían. “Ha habido pacientes que por robar paltas de un árbol, que sin querer se electrocutaban, pero no recuerdo casos de estos, que están en franco ascenso y van a seguir aumentando. No usan ninguna protección. Van y arrancan los cables”, insistió.

El kilo de cobre, que hoy se paga 7 mil pesos en metaleras en el conurbano, se triplicó en un año.

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